Wild Lili está inspirado en mi perra Lia, una de las muchas formas que tenía de llamarla cariñosamente era Lili.
Empezando el primer día como voluntaria en una protectora la ví y supe que acabaría adoptándola. Los primeros minutos allí y ya pensando en adoptar, ¡vaya voluntaria!
A Lia la consideraban no apta para la adopción por su miedo extremo, y fueron muchos los que me dijeron que estaba loca por querer llevarla a casa.
Un año después comenzamos la vida juntas. Desde aquel momento empezó un camino muy largo de aprendizaje, formaciones y paciencia.
Su apodo cariñoso los primeros años de convivencia era “perra alarma”, notaba cualquier ruido, ladraba a todas las personas que se acercaban o la miraban a los ojos, no se dejaba tocar por nadie, no dormía nunca profundamente…siempre estaba alerta. Su mote la definía perfectamente.
Con ella descubrí lo bonito que es ver a un perro progresar con sus miedos, cómo aprenden poco a poco a no vivir en modo pánico y la importancia de tu apoyo como humano para crear momentos de calma real.
Vivir con un perro con miedos no es fácil, necesitas altas dosis de paciencia, aprendizaje, respeto y amor. Y más paciencia otra vez, porque a veces los avances son más lentos de lo que nos gustaría.
Lia falleció hace unos años. Ella amaba el campo, la montaña, el río, la playa y todo lo que fuera naturaleza. Disfrutaba de cada ruta, cada nuevo olor, de llenarse de barro y de darse chapuzones en el agua.
Allí lejos de todo podía ser ella misma. Ser perro. Sin tener miedo a nada.
Es difícil contaros lo que significa Lia para mí en solo unas líneas, pero seguro que cuando me lees te viene a la cabeza algún “salvaje” de cuatro patas que hayas tenido a tu lado compartiendo vida.
Nosotras crecimos, maduramos y aprendimos juntas. ¡Qué gran viaje!